Se cumple un año del gobierno de Javier Milei, explícitamente antifeminista, y Católicas por el Derecho a Decidir define nuevas estrategias y narrativas políticas, así como algunos ejes de debate interno en pos de enriquecer debates públicos.
El 30 de diciembre de 2020 a las 04.12 de la madrugada con 38 votos a favor, 29 en contra y una abstención, en una sesión parlamentaria de 12 horas, Argentina despenalizó y legalizó la interrupción voluntaria de los embarazos (IVE). A cuatro años de esa fecha histórica, que culminó con años de desobediencias, nuestro país ꟷfaro de otras batallas que inspiraron a toda América Latinaꟷ se enfrenta en la actualidad el embate conservador más cruel del que se tenga registro.
Cruel y arrasador: en solo un año de gestión, el gobierno de Javier Milei avanzó contra los haberes jubilatorios, la educación y la salud pública, el sistema de ciencia y tecnología nacional, las comunidades indígenas, campesinas y campesinos, personas con discapacidad, ahogó el presupuesto para la búsqueda de los y las 300 nietas apropiadas durante el terrorismo de Estado, negó el cambio climático, restringió y reprimió las huelgas, allanó la privatización de decenas de empresas estatales. En resumen: donde se ejercía un derecho, aplicaron motosierra.
Pero el encono libertario fue especialmente diligente para construir discursivamente a los movimientos feministas, de las diversidades sexuales y a sus logros como una especie de zona de riesgo. La “ideología de género” encarnando el think tank progresista que está mal/que hace mal/que hay que erradicar para garantizar “los valores de la familia tradicional y la perpetuación de la especie”.
A la narrativa oficial de odio le siguieron acciones concretas e inmediatas. Así es que el 8 de marzo, la secretaria general de la Presidencia y hermana del presidente, Karina Milei, ordenó renombrar el “Salón de las Mujeres” de la Casa Rosada por “Salón de los Próceres” y descolgar los cuadros de algunas de las grandes mujeres de la historia argentina. Al poco tiempo, cerraron el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad; acotaron a sólo tres meses de ayuda económica el programa Acompañar, y agregaron requisitos para acceder al beneficio como la obligación de acreditar la situación de riesgo por violencia por motivos de género mediante un informe social y la denuncia judicial o policial; desmantelaron la Línea 144 y el Plan ENIA ꟷque de 2018 a 2021 logró una disminución de casi el 50% en las chicas de entre 10 y 19 años que se convirtieron en madres en Argentinaꟷ; modificaron la Ley Micaela; remitieron sólo siete dictámenes favorables ꟷfrente a 70 en el mismo período en 2023ꟷ para el cobro del RENNYA, destinado a hijes de mujeres víctimas de femicidio o de homicidio en contexto de violencia intrafamiliar y/o de género; dieron de baja un 10% de las contrataciones realizadas a través de la Ley de Cupo Trans; eliminaron por decreto el DNI no binario; prohibieron la utilización del lenguaje inclusivo en la Administración pública; propusieron un recorte del 76% en los fondos para la respuesta al VIH, hepatitis virales, Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y Tuberculosis (TB) del presupuesto 2025; y dejaron de garantizar la implementación de la Ley 25.673 de Salud Sexual y Procreación Responsable y la 27.610, de acceso a la interrupción voluntaria del embarazo; entre muchos etcéteras.
El summum de la crueldad llegó en la última asamblea de Naciones Unidas: Argentina fue el único país que rechazó una resolución para «intensificar los esfuerzos para prevenir y eliminar las formas de violencia contra mujeres y niñas».
Sin embargo, no somos la excepción a la regla ni un hecho aislado. De punta a punta del planeta se viven giros conservadores, casi fascistas al poder.
Pate Palero, Directora Ejecutiva de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD), trata de encontrarle una razón a esta coyuntura de deliberada política antifeminista: “El avance tan vertiginoso y profundo producido en los últimos años por los movimientos feministas y de la diversidad podía anticipar una reacción conservadora de similares dimensiones. Los hostigamientos de los principales líderes de la derecha procuran hacer de las activistas un blanco de ataque en el que concentrar la atención de su tropa. Somos ese enemigo interno al que atribuirle todos los males, tergiversando el sentido de las consignas, descontextualizando las discusiones, con importantes dosis de fake news y en el marco de las campañas del odio y del miedo. Hemos cuestionado los privilegios de ciertos sectores de la sociedad; no hay ámbito de poder en el que no hayamos incluido la pregunta sobre su distribución. Y eso, para el capitalismo neoliberal, es imperdonable”.
Puntualmente, en relación con el acceso general a la salud sexual y reproductiva, Palero enumera los problemas más acuciantes y compartidos entre diferentes ámbitos del Estado: vaciamiento de equipos profesionales, falta de insumos, precarización del sistema integral, y ausencia de información y de directivas responsables. “Los impactos gravísimos de esta ausencia de política sanitaria ajustada a los estándares internacionales se verán en el mediano y largo plazo, cuando haya poco para hacer. Y lamentablemente esperamos que en los próximos indicadores se evidencie aumento de los embarazos no intencionales, incremento de enfermedades de transmisión sexual, recurrencia de abusos… y todas las consecuencias que conlleva la falta de autonomía y de cuidado del cuerpo: violencia, pobreza, conflicto familiar y social”.
Resistencias feministas
Los feminismos nos formamos repitiendo cual mantra que “bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados”. Por ende, supimos ser marea y hoy sabemos ser dique ante los ataques sistemáticos, lugar de resguardo y de fortalecimiento de las redes que construimos.
Lo explica Mónica Menini, Coordinadora del Área de Cabildeo de CDD y del proyecto “Cuerpos y libertades. Voces de mujeres indígenas” que fomentó la articulación entre doce provincias argentinas: “El movimiento feminista se amplió a feminismos y se consolidó. Por un lado, la experiencia territorial comprueba que no hay ningún lugar donde no sepan que el aborto o la interrupción del embarazo es un derecho en nuestro país, más allá de lo que piense cada persona. Puede que en la ruralidad o en los pueblos indígenas falte conocimiento sobre cómo se lleva adelante la práctica. Por ejemplo, no saben que hay plazos. Ese tipo de conocimiento más finito¿? falta, pero también puede faltar en espacios urbanos o suburbanos. Por otro lado, se viene dando una transformación en la mirada de los pueblos indígenas al hablar de feminismo, de identidades sexogenéricas, de educación sexual integral. Se van ampliando las miradas. Nuestras hermanas indígenas comienzan a relacionar la idea de educación sexual integral con la identidad indígena por ejemplo. Y en paralelo nos piden al movimiento feminista que ampliemos la mirada sobre los cuidados, y que entonces tengamos en cuenta que hay miles de mujeres en nuestro país que son responsables de animales, del agua, del territorio, de los saberes ancestrales… Es decir, los feminismos se siguen ampliando, se fortalecen y ese proceso no se frenó con la llegada de Milei al gobierno”.
¿Dónde están las feministas? Parece ser el jingle provocador de la temporada. Pero las feministas estamos, y el trabajo por el extenso territorio nacional de Católicas por el Derecho a Decidir lo confirma. En el andar, también, aprendemos a reorganizar nuestras luchas.
Menini retoma los pensamientos de Marta Alanís para reflexionar con esperanza sobre la coyuntura feminista: “Cuando se recorre el territorio, el feminismo está ahí presente. Toda mujer, niña, joven, que pida ayuda va a encontrar a alguien en su barrio, en su comunidad. Surge el posicionamiento feminista. Somos un movimiento con una capacidad de movilización que solamente se había visto en el movimiento obrero en nuestro país. Hoy esa capacidad de movilización se muestra retraída, sin argumentos muy claros. Pero creo importante recuperar a las históricas, como Marta, que aseguran que los movimientos cambian, que no siempre todo sucede igual, aunque siga sucediendo”.
Las crisis pueden ser etapas de revisión, de parar para pensar(nos). En ese sentido, Menini señala dos ejes disparadores: “En primer lugar encuentro novedoso que algunas compañeras se llamen feministas mientras adhieren a políticas que desde el pensamiento feminista consideramos injustas ¿Es feminista alguien que dice que está bien sacarles los medicamentos a los jubilados? ¿Es feminista quien no se opone a la derogación de la ley 26.160 y en consecuencia a que los pueblos indígenas queden en una situación de mayor vulnerabilidad sin noción aún del impacto futuro? No tengo certezas pero noto cierto posicionamiento feminista líquido, en términos de Zygmunt Bauman, y quizás sería interesante conversarlo, debatirlo. En segundo lugar, creo fundamental continuar el planteo de este año sobre cuál es nuestro rol y cómo nos posicionamos cuando las feministas llegamos a cargos de decisión. Es algo de lo que no hablábamos cinco años atrás, ni siquiera tres. Lo empezamos a hablar ahora y es muy productivo”.
Aborto
Un pedido de información pública al Ministerio de Salud de la Nación realizado por Amnistía Internacional Argentina y ELA confirmó que desde diciembre de 2023 el Estado Nacional no hace envíos de misoprostol, mifepristona, combi pack o cánulas para aspiración manual endouterina (AMEU). A su vez, se evidencia faltante de envíos de diferentes métodos anticonceptivos, disminución y baja ejecución presupuestaria, y procesos de licitación que fracasaron.
“Los ministros miran números y saben bien que atender a mujeres por abortos inseguros significa, más allá del daño a la persona, un costo para el sistema de salud mucho más alto que comprar el misoprostol necesario para dar respuesta”, declara Ana Morillo, coordinadora del área de salud de CDD.
Y agrega una segunda variable: “Que los gobiernos provinciales hayan decidido la compra de insumos en un marco de tanto agobio del gobierno nacional muestra que la ley de aborto ha hecho anclaje en la sociedad y que se entendió la importancia de seguir dando cumplimiento a una norma robusta, que resistió muchas embestidas jurídicas y que está muy vigente. Por ende, si el gobierno nacional no manda insumos, las provincias, esas que gestionan el Estado con más cercanía a la realidad de la gente, comprenden que la salud debe ser cubierta igual”.
Así y todo, las provincias responden con su universo de posibilidades. Eso significa que, más pronto que tarde, se actualizan las desigualdades entre las regiones.
En palabras de Morillo: “En relación al acceso al aborto, hay provincias que han podido comprar insumos en cantidad y otras que no; algunas han tenido que discontinuar la atención médica o han requerido a las mujeres que consultan que resuelvan por su cuenta la compra del misoprostol… hacia el final del año se ha notado muchísimo más la falta porque hasta ahora había acopio de insumos en los depósitos provinciales. Esta situación desprotege al total de mujeres y profundiza las desigualdades: entre las provincias con recursos para comprar insumos y entre las mujeres que pueden efectivamente acceder al derecho”.
En este escenario, Morillo se suma a resaltar el rol de CDD de acompañar redes colectivas de resistencias feministas: “Acompañamos, asesoramos, brindamos información sobre circuitos de compras, sobre abastecimiento de insumos… y también seguimos generando encuentros de capacitación, de sensibilización, de apoyo a profesionales que a veces están muy solos, muy solas, al interior de cada provincia. Estas acciones fueron muy importantes este año y es muy importante también sostenerlas para cuando podamos revertir este presente”.
Qué y cómo contar
Traccionar la atención hacia las prácticas en los territorios fue una decisión institucional y transversal de CDD durante 2024, que no escapó a las áreas de comunicación y de prensa.
Frente a las narrativas salvajes de un gobierno ensañado en ubicar a los feminismos en el blanco de sus intervenciones violentas, ¿hay que salir a contestar? ¿A refutar fake news? ¿Con qué mensajes? ¿Qué conceptos, qué información nos interesa compartir? ¿Qué estrategias nos damos para defender nuestras agendas?
Sin verdades inamovibles, CDD insistió con volver el ojo y la palabra a los territorios. Lo cuenta Tania Cucui, Coordinadora de Comunicación:”Empezamos a pensar qué acciones son las que nos permiten construir nuevas narrativas. Es decir, cómo construir lo que decimos de manera democrática, plural y con capacidad para expresar las preocupaciones, los sentires y las experiencias de muchas, muchos, muches desde un espacio amplio y diverso, que traspase los núcleos del activismo. Y no nos referimos sólo al tipo de palabras, al ritmo, a la velocidad o a los formatos. No se trata sólo de ocupar Tik Tok o armar hilos de X. Sino de encontrar una clave de conversación social que logre partir de una nueva sensibilidad comunitaria y que encuentre eso que es común. Porque la lógica del debate se ha centrado tanto en lo individual, ha logrado apelar de tal manera a esa comparación de lo mío con lo del otro, que hay un gran desafío en recuperar lo que nos une. Pero eso debe ocurrir en las prácticas discursivas pero especialmente en la dimensión política, que nos permite ser parte, primero, de pequeñas expresiones reales que te reúnen con otras personas y luego de un proyecto”.
Nuevas narrativas que no se reduzcan a una estética ꟷaunque se habiliten búsquedas estéticasꟷ, sino que sean políticas; la expresión y condición para la construcción de un horizonte.
Dice Cucui: “Hablamos de narrativas de esperanza, que recuperen experiencias que podamos reconocer como válidas. Pues deben basarse en proyectos que sean viables, en acuerdos transversales. Deben tener la capacidad de dar cuenta de la vida cotidiana y de un sentido que debe disputarse no sólo en las redes sociales. Mientras tanto, venimos apostando a ampliar: los temas, las preguntas, las voces. A que sean las propias mujeres y diversidades: indígenas, campesinas, integrantes de equipos de salud, abogadas, jóvenes, participantes de espacios de fe, quienes hablen, quienes inviten a pensarnos y a hacer”.
Entre las producciones/acciones de este año surgen por ejemplo el podcast “Decisiones. Historias sobre el acceso al aborto legal en Argentina”, la campaña “Rebelión desde el amor”, el ciclo “Santas desobedientes”, emisiones en streaming junto a Incidencia Feminista Latinoamericana y lecturas en formatos más tradicionales, como newsletters, que desparramaron las voces de referentas de distintos campos del feminismo.
Muchos de los contenidos producidos fueron presentados en distintas provincias del país, con una gran recepción por parte de periodistas locales y del público en general.
Como encargada de la Prensa de CDD, analiza Rocío Revuelta: “Hemos tenido actividades en varias provincias y el público se acercaba a recibir los materiales, a participar de los debates, nos han pedido un montón de notas de un montón de medios. Creo que el contexto tan tensionante, tan angustiante ha hecho que muchas personas encuentren en Católicas un refugio”.
En definitiva, las diferentes áreas de CDD se coordinan para que la agenda feminista siga visible en los medios y en la sociedad, y tengan cada vez más espacio las voces que defienden los derechos de las mujeres trabajadoras, de las indígenas, de las diversidades.
La Libertad Avanza cumplió su primer año en el gobierno y 2025 se avizora complejo. Para la directora ejecutiva de CDD: “El próximo será un año atravesado por elecciones de medio término y con grandes desafíos económicos, entre los que muchos analistas no dudan en incluir devaluaciones, más despidos y más endeudamiento”.
Y continúa: “Con Trump recuperando el liderazgo en uno de los países más poderosos del mundo, y con una escalada de violencias a nivel internacional, los feminismos tendrán el desafío de agudizar la creatividad para sortear la censura mediática y las provocaciones de los discursos de odio”.
Para finalizar, Pate Palero expresa una idea que excede el mero deseo de fin de año y se erige en amplia convocatoria: “La tarea central de las feministas será cerrar filas a escala nacional e internacional, y articular la defensa de las conquistas democráticas logradas junto a los diversos movimientos progresistas del país, de la región y el mundo”.