El texto explora la relevancia de las teologías feministas como una voz de esperanza y un canal de diálogo para superar la misoginia en los espacios religiosos y promover la plena participación de mujeres y diversidades. Critica el papel de las religiones patriarcales en la justificación de la violencia y la subordinación de las mujeres, proponiendo la «desacralización de las violencias sagradas».Los artículos abordan temas como las espiritualidades feministas descoloniales, el cuerpo como territorio de resistencia, el erotismo político, la culpa impuesta a las mujeres, y la reinterpretación de textos bíblicos desde una perspectiva de género. También se discute la interdependencia en las relaciones patriarcales, el poder de los afectos y las emociones en la religión, y la dificultad de la teología feminista para obtener reconocimiento en las instituciones eclesiásticas.