El 26 y 27 de septiembre de 2025 la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA fue escenario de un hecho histórico: el Primer Congreso de Salud Sexual Integral y Aborto Seguro de América Latina y el Caribe. Durante dos días, pasillos, aulas y auditorios se poblaron de debates, aprendizajes y compromisos compartidos.
El congreso fue un espacio de construcción feminista y colectiva, donde la ciencia y la militancia se encontraron para pensar juntas cómo defender la vida digna, el acceso a derechos y la democracia. Un lugar especial tuvieron las compañeras de Católicas por el Derecho a Decidir, que presentaron el Monitoreo Sociocultural y Lingüístico de Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazao y Derechos Sexuales y Reproductivos en pueblos indígenas y poblaciones campesinas de Argentina, en el marco de la colección “Cuerpos y Libertades”, con datos sobre el acceso a derechos en comunidades indígenas y campesinas, y compartieron también la experiencia de Rodando Derechos, como forma innovadora de llevar información y acompañamiento a territorios atravesados por desigualdades y distancias geográficas. Ambas iniciativas pusieron en el centro la voz y la resistencia de las mujeres indígenas y campesinas, sosteniendo que sin consulta, sin respeto y sin autonomía de los pueblos, no hay democracia posible.
Pero no estábamos todas: nos faltaron Morena, Brenda y Lara, víctimas de femicidio en Florencio Varela. Su ausencia se sintió como herida y como llamado urgente a redoblar la lucha contra las violencias machistas, recordándonos que los derechos sexuales y (no) reproductivos están profundamente ligados a la garantía de una vida libre de violencias.
La Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir, organizadora del encuentro, abrió las jornadas con la certeza de que los derechos sexuales y reproductivos son inseparables de la justicia social y de la defensa de la democracia en la región. Más de un centenar de trabajos dieron cuenta de experiencias diversas: desde el rol de enfermeras y obstétricas en hospitales públicos, hasta los acompañamientos comunitarios en territorios campesinos e indígenas.
Las conferencias y mesas reunieron voces de Argentina, Brasil, México, Uruguay, Ecuador y otros países de la región, reafirmando que el aborto seguro y la salud sexual integral son luchas continentales atravesadas por los mismos desafíos: la avanzada conservadora, los recortes en políticas públicas y la urgencia de sostener redes feministas de resistencia.
El congreso también fue lugar de encuentro para talleres, muestras y producciones colectivas, recordándonos que el conocimiento se escribe en múltiples lenguajes: en los libros, en los cuerpos, en la memoria de quienes lucharon y en la voz viva de las comunidades.
Este congreso nos deja la certeza de que el derecho a decidir se defiende con ciencia, con política y con la fuerza de las redes feministas. Frente al odio y a la violencia, frente a la clandestinidad y al ajuste, seguiremos construyendo respuestas colectivas desde la salud, el feminismo y la democracia.